El nuevo límite de 0,2 gramos por litro de alcohol en sangre, anunciado por la Dirección General de Tráfico (DGT), busca endurecer las medidas para reducir la siniestralidad en las carreteras españolas. Esta modificación, que casi no deja margen para el consumo de alcohol, ha sido establecida con el fin de aumentar la seguridad vial, ya que, según los expertos, incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden afectar significativamente las capacidades de conducción. Aunque no se ha optado por un límite cero absoluto, se ha dejado un pequeño margen de error para evitar complicaciones en la calibración de dispositivos de medición y para contemplar situaciones excepcionales, como los medicamentos que pueden alterar mínimamente los resultados.
La respuesta pública ha sido variada, con algunas voces aplaudiendo la medida por su potencial para salvar vidas y otras cuestionando el impacto en la cultura social relacionada con el consumo moderado de alcohol. Este ajuste se enmarca en una serie de políticas más amplias dirigidas a mejorar la seguridad y concienciación vial entre los conductores. La DGT sigue comprometida con la vigilancia estricta y la imposición de sanciones más rigurosas para quienes infrinjan la normativa, subrayando la prioridad de proteger tanto a los conductores como a los peatones en todo el país.
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