En un ambiente tenso y cargado de emociones, el Congreso español dio luz verde al nuevo sistema para la acogida de menores inmigrantes, con el que se pretende distribuir de manera obligatoria a estos menores entre las comunidades autónomas. La sesión, marcada por la controversia y las divisiones políticas, concluyó con 179 votos a favor y 170 en contra, además de una abstención. Esta aprobación llega tras casi un año de debates y una votación fallida previa, donde el Partido Popular (PP) y Vox decidieron votar en contra, decorando el marcador electrónico con un aplastante ‘no’. La defensa del decreto estuvo a cargo del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, quien, emocionado, destacó la importancia del acuerdo para descongestionar las saturadas infraestructuras de acogida en lugares como Canarias, donde 6.000 menores permanecen en condiciones precarias.
La sesión del Congreso también fue escenario de llamados al consenso por parte de diversos partidos, que instaron al PP a cambiar su postura y apoyar una medida considerada de Estado. Noemí Santana, de Podemos, y Luc André Diouf, del Partido Socialista, fueron algunos de los que pidieron al PP unirse al frente común en beneficio de los menores. Sin embargo, el PP mantuvo su posición crítica, denunciando un supuesto favoritismo del Gobierno hacia Cataluña por sus acuerdos con Junts, lo que contrasta con el enfoque de otras comunidades que recibirán un mayor número de menores. Mientras tanto, la bancada de Vox aprovechó su intervención para expresar su rechazo rotundo al sistema, apelando a un discurso alarmista sobre la inmigración. Tal retórica indignó a los grupos de izquierda, dando lugar a respuestas como la del diputado de ERC Jordi Salvador, quien, aludiendo a conceptos religiosos, criticó la postura de la extrema derecha y su poca empatía hacia los menos favorecidos.
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