Desde 2008, la fracturación hidráulica ha transformado la producción de gas natural en Estados Unidos, permitiendo un incremento significativo que llevó al país a eliminar su déficit comercial en 2014 y a consolidar un excedente de 206 mil millones de metros cúbicos para 2024. Este excedente ha sido parcialmente absorbido mediante el aumento de las exportaciones a México y Canadá. Sin embargo, para maximizar la rentabilidad y expandir el mercado, se han desarrollado plantas de licuefacción en Luisiana y Texas, permitiendo convertir el gas en gas natural licuado (GNL) para su transporte marítimo, a pesar del mayor costo comparado con el transporte por tuberías. Así, se ha enfocado en nuevos mercados, principalmente en Asia, aunque también se han realizado esfuerzos para entrar en mercados latinoamericanos, africanos y de Oriente Medio.
La invasión rusa de Ucrania en 2022 marcó un punto de inflexión en las relaciones energéticas entre Europa y Rusia, impulsando a Europa a reducir su dependencia del gas ruso. Para 2024, las compras europeas de GNL estadounidense ascendieron a 61 mil millones de metros cúbicos, lo que convirtió a Estados Unidos en el principal exportador mundial de GNL, superando a Qatar y Australia. Este cambio ha beneficiado a transnacionales gasíferas europeas y a compañías de transporte marítimo, alineándose con los intereses financieros al crear un mercado de GNL análogo al del petróleo. La relación entre Europa y Estados Unidos en este contexto ha ignorado investigaciones sobre el sabotaje del Nord Stream II y ha privilegiado el GNL estadounidense, a pesar de la técnica del fracking, prohibida en la UE por sus impactos ambientales.
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