En el proceso de elección del nuevo Papa, las divisiones dentro del Colegio Cardenalicio se hacen cada vez más evidentes. A las ya conocidas diferencias entre ‘progresistas’ y ‘conservadores’ se suman ahora las distinciones culturales y geográficas de los 133 cardenales con derecho a voto. Esta diversidad interna complica aún más la búsqueda de consensos, mientras cada bloque intenta impulsar un candidato que represente sus ideales y visión para el futuro de la Iglesia. La fragmentación refleja no solo una variedad de perspectivas teológicas, sino también el impacto de contextos sociales y políticos de las diferentes regiones del mundo.
La elección, marcada por intensos debates y negociaciones, pone de relieve la creciente influencia de cardenales provenientes de Asia, África y América Latina, quienes buscan mayor representación en un órgano históricamente dominado por europeos. Estas discrepancias internas podrían repercutir en el proceso de decisión, influyendo tanto en la duración del cónclave como en el perfil del futuro Papa. A medida que se intensifican las discusiones, el desafío radica en encontrar una figura que pueda unificar las distintas corrientes y responder a los retos contemporáneos que enfrenta la Iglesia.
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