El término «cholisno» se ha convertido en un concepto polémico dentro del ámbito deportivo, especialmente en relación con el fútbol. Esta filosofía, descrita por algunos como cobardona y derrotista, es señalada por aquellos que creen que puede influir negativamente en la suerte de los equipos y jugadores. Un ejemplo citado recientemente es el penalti fallado por Julián Álvarez, considerado por algunos como un caso donde el «cholisno» pudo haber desempeñado un papel en el desafortunado desenlace.
La atribución de los fracasos deportivos a esta mentalidad ha abierto un debate amplio sobre su impacto real en el rendimiento de los jugadores. Para sus detractores, el «cholisno» es más que una simple excusa; se percibe como una barrera mental que predispone a los equipos a la autoderrota. Sin embargo, sus críticos señalan que tales afirmaciones carecen de fundamento empírico y que los fracasos deportivos deben analizarse desde perspectivas más objetivas, como los errores tácticos o la presión psicológica intrínseca al deporte competitivo.
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