Surgen informes sobre supuestas protestas en Venezuela, donde manifestantes sostienen que el presidente Nicolás Maduro estaría utilizando las negociaciones políticas como una maniobra para ganar tiempo y aferrarse al poder. Estas acusaciones cobran fuerza en el contexto de un país que enfrenta una prolongada crisis económica y social. Las intenciones de Maduro, según los críticos, se centrarían en dilatar acuerdos significativos mientras busca estabilizar su gobierno, en lugar de implementar verdaderas reformas democráticas que exigían sectores de la oposición.
Estas protestas coinciden con el agotamiento de la población frente a la inflación descontrolada y la escasez crónica de bienes básicos. La situación interna ha llevado a grupos de la sociedad civil y partidos opositores a cuestionar la efectividad de las rondas de diálogo que han sido promovidas internacionalmente. En este ambiente de tensión, se debate sobre la posibilidad de que el diálogo sea una herramienta para Maduro para desactivar movimientos opositores y ganar legitimidad internacional, mientras los ciudadanos continúan exigiendo soluciones concretas y duraderas.
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