Las tensiones en el Caribe han escalado tras un incidente entre Venezuela y Estados Unidos. Nueve pescadores venezolanos a bordo del buque «Carmen Rosa» fueron abordados por el destructor estadounidense Jason Dunham, que patrulla las aguas como parte de una operación antidrogas. Venezuela denuncia este episodio como una provocación intencionada para incitar un conflicto bélico y forzar un cambio de régimen. El gobierno de Nicolás Maduro asegura que los marines estadounidenses ocuparon la embarcación durante ocho horas, una acción que consideran ilegal y desproporcionada. Yvan Gil, el canciller venezolano, ha exigido a la Casa Blanca el cese de estas acciones para preservar la paz regional.
Este incidente es el segundo este mes en una serie de eventos que han aumentado la tensión entre ambos países. Recientemente, el presidente Donald Trump anunció la destrucción de una lancha vinculada al narcotráfico, inicialmente desestimada por Venezuela y luego confirmada como proveniente de sus costas. Diosdado Cabello, ministro de Interior, ha declarado que las víctimas de la lancha no eran narcotraficantes, sino habitantes de San Juan de Unare. La situación se agrava con amenazas por parte de Trump contra aviones militares venezolanos, mientras Maduro moviliza a sus ciudadanos en prácticas de defensa. El gobierno venezolano sostiene que están listos para defender su país de cualquier agresión, transformando su discurso de resistencia a uno de preparación para el conflicto armado.
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