La industria tecnológica podría enfrentar una crisis prolongada en la disponibilidad de memoria flash NAND, según las recientes advertencias de Pua Khein-Seng, consejero delegado de Phison. En un contexto donde la demanda supera a la oferta, se anticipa un «superciclo» que podría prolongarse hasta 2036. Este fenómeno se suma al acaparamiento de DRAM por parte de OpenAI, lo que agrega presión a un mercado ya tenso.
La creciente demanda de NAND, impulsada por la inferencia de inteligencia artificial (IA), podría generar un desajuste duradero. Las infraestructuras de almacenamiento, cruciales para la IA, experimentan incrementos significativos en su consumo de NAND, especialmente en el nearline storage, utilizado para almacenar datos que requieren acceso con baja latencia.
El desequilibrio en la inversión, que ya se había manifestado en años anteriores, junto con un desvío de capital hacia la producción de HBM, ha mermado la capacidad de respuesta ante el ascenso en la demanda. Ante este escenario, los fabricantes han respondido con subidas de precios y congelaciones, revirtiendo una fase de exceso de oferta.
La situación en la DRAM, agravada por el acuerdo de OpenAI que bloquea una porción significativa de su capacidad global, refleja la intensificación de una crisis que también afecta a la NAND. La inversión y recursos en tecnologías más avanzadas han desplazado prioridades, relegando la expansión de la memoria flash a un segundo plano.
Este superciclo de memoria NAND podría tener ganadores, como los fabricantes integrados verticalmente y los proveedores de equipos que se ajusten al panorama de inversión. Sin embargo, habrá perdedores, entre ellos empresas emergentes y OEMs que enfrentan mayores costos y limitaciones en el suministro.
Para mitigar los impactos de esta tendencia, las empresas deberán asegurar contratos plurianuales con proveedores y explorar alternativas de almacenamiento. Mientras tanto, los gobiernos y reguladores tienen la tarea de incentivar inversiones en NAND y agilizar permisos.
En conclusión, la memoria ha dejado de ser un simple trasfondo de las operaciones tecnológicas para convertirse en un recurso estratégico clave, impactando directamente en el desarrollo y sostenimiento de la inteligencia artificial. Con el potencial de un futuro marcado por precios elevados y limitaciones en la oferta, el sector tecnológico se enfrenta a un desafío que exigirá adaptabilidad y previsión.
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