El auge de la inteligencia artificial (IA) ha desatado una oleada de entusiasmo similar al vivido por el sector tecnológico en la crisis de las puntocom a finales de los años 90. Así lo considera Robin Li, CEO de Baidu, quien advierte que la industria de la IA podría estar en una burbuja especulativa. Según sus pronósticos, tan solo un 1% de las empresas dedicadas a la IA lograrán sobrevivir a la eventual explosión de esta burbuja.
Li ha señalado que la pasión desbordada por la inteligencia artificial, una tendencia común en toda tecnología emergente, ha llevado a una proliferación de empresas en el sector. Sin embargo, la mayoría de estas carece de un modelo de negocio sólido, lo que pone en duda su capacidad para sostenerse en el largo plazo.
El impacto inicial de herramientas como ChatGPT, que lograron popularizar el concepto de IA generativa, impulsó a grandes corporaciones y startups a competir en este campo. Firmas como NVIDIA han experimentado un notable crecimiento en la demanda de sus procesadores gráficos, cruciales para entrenar modelos de IA, con inversiones millonarias que desde finales de 2022 han inyectado flujos continuos de capital en este ámbito.
A pesar del éxito inicial, Li advierte sobre las expectativas desmesuradas en torno a la IA. Según declaró, la industria vive una especie de carrera por crear la mejor inteligencia artificial, presionando a compañías que, muchas veces, carecen de productos con demanda real. La analogía con la burbuja de las puntocom resulta clara; en aquel entonces, industrias relacionadas con internet no lograron sobrevivir pese a la fiebre tecnológica inicial.
Li destaca que las empresas que logren perdurar tras la crisis serán aquellas centradas en ofrecer productos y servicios que realmente aporten valor, con un enfoque en la rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo. Estas compañías estarán mejor posicionadas para liderar la industria tecnológica futura.
En cuanto a las potenciales transformaciones que la IA puede inducir en el mercado laboral, Li se muestra optimista. Enmarcadas en un horizonte de 10 a 30 años, las innovaciones basadas en inteligencia artificial no solo cambiarán las operaciones comerciales, sino que ofrecerán una redefinición del trabajo humano. Estas transformaciones, subraya Li, no deben interpretarse como un enfriamiento del mercado, sino como un proceso de maduración que permitirá distinguir entre innovaciones significativas y aquellas de naturaleza meramente especulativa.
Este ajuste, aunque desafiante, promete ser esencial para determinar las verdaderas innovaciones que guiarán la tecnología del futuro, potenciando un sector que, más allá de las burbujas, tiene en sus manos el potencial de cambiar el mundo tal como lo conocemos.