La compleja geopolítica del sector de semiconductores se ha centrado recientemente en una cuestión clave: ¿puede Intel convertirse en una alternativa occidental a TSMC en caso de una disrupción grave en Taiwán? A pesar de los significativos esfuerzos e inversiones realizadas en Estados Unidos y el auge del gasto en computación para inteligencia artificial, Rene Haas, CEO de ARM, presentó una visión crítica de la situación actual.
En su participación en el All-In Podcast, Haas abordó tres áreas donde Intel se ha visto rezagada: las oportunidades perdidas en el sector móvil, el retraso en la adopción de la litografía ultravioleta extrema (EUV) y un choque cultural en la percepción de la fabricación en Occidente.
La historia de Intel en el mercado móvil resalta la importancia de actuar con rapidez. La empresa perdió la ventana de oportunidad en el auge de los smartphones, lo que ha tenido un impacto duradero en su posición en la industria. Similarmente, el retraso de Intel en adoptar la EUV permitió a TSMC consolidar una ventaja significativa en tecnología de vanguardia.
Otra preocupación destacada por Haas es el desafío cultural. En Taiwán, trabajar en TSMC se considera prestigioso, una percepción que no se comparte ampliamente en Occidente. Este factor sociocultural es crucial para construir un ecosistema de fabricación avanzado en la región.
La pregunta de si Intel puede convertirse en una póliza de seguro contra crisis en Taiwán es cada vez más política. A pesar de los incentivos del gobierno estadounidense, Haas señala que la recuperación de terreno perdido en el frente de proceso es extremadamente difícil. La empresa necesitaría una ejecución impecable de su hoja de ruta y asegurar relaciones con clientes ancla para poder competir con TSMC.
Mientras tanto, el mercado continúa evolucionando, con la inteligencia artificial impulsando la demanda de componentes avanzados. Esto subraya la urgencia de que Intel cumpla con sus metas tecnológicas.
La intervención de Haas enfatiza que el liderazgo en manufactura no se recupera fácilmente y que se requiere más que solo inversión. Estados Unidos necesita un esfuerzo integrado que incluya educación, cultura y un ecosistema robusto para que Intel pueda emerger como un competidor viable frente a TSMC.
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