El Centre Dental Francesc Macià ha puesto en el foco de atención la importancia de cuidar la salud bucodental desde los primeros días de vida hasta los dos años de edad. Este período crucial es a menudo pasado por alto, pero es fundamental para prevenir problemas futuros como caries, maloclusiones y otros trastornos derivados de hábitos orales incorrectos.
Las maloclusiones, que afectan la alineación dental y la mordida, tienen sus raíces en gran medida en los primeros años de vida. Identificar y abordar estos problemas a tiempo puede evitar tratamientos más complejos y costosos en el futuro. Buenos hábitos desde una etapa temprana contribuyen significativamente a un desarrollo adecuado de los maxilares y al alineamiento dental, factores esenciales para una salud oral óptima.
Uno de los principales aliados en la prevención es la lactancia materna. Más allá de proporcionar la mejor nutrición, el acto de succión en la lactancia ayuda a desarrollar la musculatura orofacial del bebé. Este fortalecimiento muscular es vital para un crecimiento equilibrado de los maxilares, reduciendo así la probabilidad de maloclusiones. Además, se ha comprobado que la lactancia disminuye la tendencia a recurrir a hábitos potencialmente perjudiciales como la succión del pulgar o el uso prolongado del chupete, los cuales pueden afectar negativamente el desarrollo dental si se prolongan.
Es esencial eliminar la succión del pulgar y restringir el uso del chupete y biberón al mínimo necesario. Estos hábitos, si persisten más allá de los 18 meses, pueden desplazar los dientes y alterar la estructura maxilofacial. Los padres deben estar alerta y ayudar a sus hijos a abandonar estos hábitos, empleando métodos positivos como la distracción con juguetes.
Aunque en los primeros seis meses de vida los dientes no son visibles, la higiene bucodental es igualmente vital. Limpiar y estimular las encías es clave para el desarrollo de la sensibilidad oral del bebé. Cuando aparecen los primeros dientes, alrededor de los seis meses, es importante introducir una rutina de cepillado con un cepillo infantil adecuado y un toque de pasta dental con flúor, siempre bajo la supervisión de un adulto para prevenir la ingestión.
Otra recomendación importante es evitar que el bebé se duerma con el biberón, dado que el azúcar en la leche materna o fórmula puede causar caries. También se aconseja una visita al odontopediatra tras la erupción del primer diente para asegurar un buen comienzo en la salud dental del pequeño.
Los padres desempeñan un rol crucial al inculcar estos hábitos. Al ser modelos para sus hijos, deben participar en el cepillado y hacer de él una actividad divertida y educativa. Esto no solo refuerza comportamientos saludables desde el hogar, sino que también puede convertir la primera visita al dentista en una experiencia positiva y acogedora, estableciendo una base sólida para el cuidado dental continuo.
Implementar estas prácticas desde una etapa temprana no solo garantiza una buena salud dental, sino que también contribuye a una salud integral, estableciendo hábitos que durarán toda la vida.