Vladimir Putin, presidente de Rusia, busca proyectar una imagen de respaldo internacional al recibir a 20 líderes extranjeros durante la cumbre anual del BRICS en Kazán. Este evento se convierte en una plataforma vital para Putin, quien enfrenta el aislamiento por parte de Occidente tras la invasión de Ucrania en 2022 y las subsiguientes sanciones internacionales. La fotografía de Putin junto a países que desean incorporarse al grupo BRICS permite desafiar la narrativa occidental que lo etiqueta como un «paria» global. En esta edición, se explora la expansión del grupo con la incorporación de nuevas economías, formando el ahora denominado BRICS+, y destacando su creciente influencia económica mundial, que ya supera en población y producto interno bruto al G7.
Además, el encuentro pone de manifiesto tanto los desafíos como las aspiraciones del BRICS+. La disparidad entre las economías y sistemas políticos de sus miembros plantea retos significativos en términos de coordinación y acción conjunta en el ámbito internacional. A pesar de las diferencias, el grupo ha discutido ambiciosas propuestas para contrarrestar la hegemonía del dólar estadounidense, aunque el consenso sobre una moneda unificada parece lejano. En este contexto, la asistencia de líderes como Nicolás Maduro y Recep Tayyip Erdogan, asó como de Antonio Guterres de la ONU, refuerza la estrategia de Putin de evidenciar alianzas y fortalecer la posición de Rusia en el escenario global, a pesar de las tensiones geopolíticas y las sanciones que enfrenta.
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