En un entorno global marcado por inestabilidades geopolíticas y tecnológicas, como la irrupción de la inteligencia artificial china DeepSeek, el Banco Central Europeo (BCE) mantiene un perfil más previsible con su política monetaria enfocada en reducir paulatinamente los tipos de interés. Este jueves, se espera que el BCE anuncie un nuevo recorte de 25 puntos básicos, colocando la tasa en 2,75%, un cuarto ajuste consecutivo que sitúa el interés por debajo del 3% por primera vez desde principios de 2023. Con una inflación en la zona euro controlada y cercana a los objetivos, el BCE cambia estratégicamente su enfoque hacia un nivel de tipo neutral —entre 1,75% y 2,5%— eliminando así parte de la presión sobre los movimientos inmediatos. Sin embargo, esto no pasa desapercibido ante un entorno energético aún volátil y divergencias en el crecimiento económico entre países de la zona euro.
La reunión del BCE adquiere relevancia adicional al coincidir con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, anticipando un posible desacople respecto a la política de la Reserva Federal. Analistas esperan un enfoque cauteloso por parte de Christine Lagarde, presidenta del BCE, quien podría eludir afirmaciones contundentes sobre posibles aranceles estadounidenses y su posible impacto inflacionario. Mientras tanto, economistas como Rubén Segura-Cayuela de Bank of America advierten sobre posibles recortes adicionales una vez que más datos económicos estén disponibles. A pesar de las diferencias significativas en el crecimiento y la inflación dentro de Europa, el BCE continúa ajustando su política monetaria para enfrentar estos desafíos internos y externos, manteniendo un monitoreo atento sobre el persistente incremento de los precios de los servicios, lo que sigue siendo el principal desafío para controlar la inflación en la región.
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