En una noche memorable de fútbol, el equipo azulgrana arrasó con un contundente 7-1 sobre el Valencia, en un partido que quedará grabado en los anales del deporte. La joven estrella Fermín brilló con una claridad impresionante, manejando los hilos del medio campo y desbordando a la defensa rival. Sin embargo, fue el genio de Lamine Yamal quien se llevó los aplausos, siendo autor de dos goles y colaborando en otros tres, confirmando su estatus como uno de los talentos más prometedores de la liga. Esta victoria no solo sumó tres valiosos puntos para los locales, sino que también demostró el poderío ofensivo del conjunto dirigido por su entrenador, quien ha sabido mezclar experiencia y juventud en un equipo imparable hasta ahora.
El encuentro estuvo marcado por la polémica, ya que los valencianistas reclamaron dos penaltis que no fueron concedidos por el árbitro, decisiones que podrían haber cambiado la dinámica del partido. La derrota, además de dolorosa en el marcador, tiene un sabor amargo para el Valencia, ya que no sufría una goleada tan abultada desde 1955. Los aficionados y el cuerpo técnico del club tendrán mucho que considerar en los días siguientes, mientras intentan redirigir el rumbo de una temporada que, a punto de llegar a su mitad, comienza a complicarse. En contraste, los azulgrana siguen sumando razones para ilusionarse con un equipo que no deja de ofrecer espectáculo y resultados, afianzando su posición en los puestos más altos de la tabla.
Leer noticia completa en El Mundo.