El equipo dirigido por Joan Peñarroya vivió una derrota desgarradora en el quinto partido de una serie que mantuvo a los aficionados al baloncesto en vilo. La oportunidad de lograr una victoria histórica se desvaneció en el último segundo, cuando Kevin Punter falló un triple sobre la bocina. Este lanzamiento decisivo habría sellado el triunfo, pero en su lugar, dejó al equipo con la amarga sensación de un esfuerzo titánico que no fue recompensado. La serie, caracterizada por momentos intensos y emocionantes, dejó claro el nivel competitivo y la alta expectativa que rodeaban estos encuentros cruciales.
El partido fue una montaña rusa de emociones, con alternancias constantes en el marcador. Ambos equipos demostraron una estrategia meticulosa y un apasionante despliegue de habilidades en la cancha. A pesar del resultado final, el conjunto de Peñarroya mostró un espíritu combativo y una resiliencia que fue reconocida por seguidores y críticos por igual. Mientras los jugadores procesaban la derrota, el público ofrecía apoyo y reconocía el sacrificio y la dedicación de un equipo que dejó todo en el campo. La serie quedará en la memoria como un ejemplo de la intensidad y la emoción que el baloncesto europeo puede ofrecer.
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