La reciente constitución de la mesa de trabajo para el desarrollo del Corredor Verde del Este marca un hito en la estrategia medioambiental de la comunidad madrileña, al unir a diversas entidades en torno a un objetivo común: la restauración ecológica del entorno urbano. Este ambicioso proyecto, inspirado en el Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea, busca conectar el parque Regional del Sureste, situado en los alrededores de los ríos Manzanares y Jarama, con las lagunas de Ambroz. Este corredor, que atravesará Madrid, San Fernando de Henares y Coslada, servirá tanto para proteger especies locales como para fomentar la movilidad sostenible entre las distintas barriadas de la región.
El Ayuntamiento de Madrid se une a esta empresa mediante la participación del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, bajo la dirección de Borja Carabante. La colaboración con los ayuntamientos de San Fernando de Henares y Coslada, junto a organizaciones vecinales y medioambientales, refleja un compromiso conjunto por abordar los desafíos que presentan las áreas urbanas frente a la conservación de la biodiversidad.
La reunión inaugural, celebrada el pasado 27 de septiembre, sentó las bases para que las asociaciones presentaran su visión a los técnicos municipales, estableciendo un protocolo de trabajo colaborativo que permita cumplir con los objetivos establecidos. Esta articulación no solo busca solventar las dificultades que enfrentan especies animales atrapadas entre las infraestructuras de la ciudad, sino que también se plantea como una respuesta a la demanda creciente de espacios verdes para el disfrute humano.
El Corredor Verde del Este ofrecerá un espacio continuo que permitirá el tránsito a pie o en bicicleta, fortaleciendo la conectividad entre sitios de alta diversidad ecológica como los cerros de San Fernando y el parque del Humedal, con los distritos urbanos de Vicálvaro y San Blas-Canillejas. Este esfuerzo se encuentra alineado con la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360, la cual ha evidenciado mejoras significativas en la calidad del aire de la ciudad, cumpliendo con las directrices de la Directiva Europea de Calidad del Aire por segundo año consecutivo.
Con esta iniciativa, se pretende no solo la restauración de hábitats degradados, sino también la creación de un tejido verde que actúe como pulmón urbano, impactando positivamente en el bienestar social y ambiental de la capital y sus alrededores. Los promotores del corredor confían en que esta propuesta se consolidará como un modelo de intervención que no solo mitigue la fragmentación de hábitats, sino que fomente la conciencia ambiental entre los ciudadanos, integrando la naturaleza en la vida cotidiana de la ciudad.