Las obras para el soterramiento y mejora del norte del Paseo de la Castellana en Madrid darán inicio el próximo martes, 1 de julio. Este ambicioso proyecto, promovido por el Ayuntamiento de Madrid a través del Área de Obras y Equipamientos, busca transformar el entorno, mejorar la movilidad y dotar a la ciudad de un nuevo parque urbano, que contará con una superficie adicional de 70.000 metros cuadrados.
El plan contempla el soterramiento de 675 metros de la vía entre Sinesio Delgado y el Nudo Norte de la M-30. La ejecución de las obras se dividirá en dos fases y se extenderá hasta la primavera de 2027, implicando diversas afectaciones al tráfico en la zona norte de la capital. Para minimizar su impacto, se implementará un dispositivo de control de tráfico con efectivos de la Policía Municipal y Agentes de Movilidad.
La primera fase, desde el 1 de julio hasta el 3 de agosto, conllevará la ocupación de un carril lateral en el Paseo de la Castellana, específicamente delante del Hospital de La Paz y la Torre Moeve. Durante la segunda fase, que se prolongará del 4 de agosto hasta diciembre de 2026, los carriles centrales del paseo serán cortados al tráfico en ambos sentidos, permitiendo únicamente la circulación por los laterales.
Para facilitar la movilidad, el ayuntamiento ha dispuesto desvíos en sentidos entrada y salida. En sentido salida, se habilitarán rutas alternativas desde Cuzco, la Plaza de Castilla y Monforte de Lemos hacia vías principales como M-607, M-30, A-1 y M-11. En sentido entrada, se desviarán los accesos desde M-607, A-1 y M-11 por Pío XII, Alberto Alcocer, Avenida de Asturias y Monforte de Lemos.
Respecto al transporte público, las líneas de EMT mantendrán sus rutas con ajustamientos puntuales en paradas, mientras que 31 líneas interurbanas modificarán sus recorridos y paradas a partir del 4 de agosto. Los usuarios podrán consultar las actualizaciones en el portal web del Consorcio Regional de Transportes de Madrid y en la página de la Empresa Municipal de Transportes.
Este proyecto se plantea no solo como una mejora de infraestructuras, sino como una apuesta por el urbanismo sostenible, que pretende revalorizar el espacio público y optimizar la calidad de vida de los madrileños.