El Ayuntamiento de Madrid ha dado un paso decisivo hacia la gestión integral de la M-30, lo que se traducirá en un ahorro significativo de casi 63 millones de euros anuales para las arcas municipales. Este movimiento responde a la intención del consistorio de asumir el control total de la empresa Madrid Calle 30 a partir del 1 de enero de 2026, mediante la adquisición del 20% de las acciones aún en manos privadas, operación presupuestada en 112,2 millones de euros para 2025.
El trasfondo del cambio de gestión radica en un contrato vigente que ha recorrido un largo camino desde su establecimiento. En sus inicios, Madrid Calle 30, S.A. operaba como una entidad 100% municipal, pero el ingreso de un socio privado en 2005 marcó el inicio de una participación mixta. Sin embargo, la evolución de las circunstancias económicas y normativas ha evidenciado la necesidad de re-evaluar este modelo para optimizar la eficiencia y sostenibilidad de la infraestructura, sin comprometer la calidad del servicio ofrecido a la ciudadanía.
El próximo desafío del Ayuntamiento será la preparación de los nuevos contratos de mantenimiento y explotación que deberán reemplazar al actual acuerdo con la Empresa de Mantenimiento y Explotación S.A. (EMESA). Aunque el contrato original extiende su validez hasta 2040, la nueva estrategia del consistorio se centra en manejar la infraestructura de manera directa para garantizar costes más eficientes y adecuar el modelo de gestión a las demandas contemporáneas.
La monumental M-30, que se erige como la columna vertebral de la movilidad urbana de Madrid, comprende un anillo de 32 kilómetros que combina tramos subterráneos y a cielo abierto, formando la red de túneles urbanos más extensa de Europa. Su importancia es innegable, con 374 millones de desplazamientos realizados en 2023, destacándose como la vía más transitada del país.
El procedimiento que el consistorio se apresta a culminar implica no solo la formalización de un cambio en el modelo de gestión a través de un acuerdo plenario, sino también la revisión y sustitución de los contratos existentes para asegurar la continuidad del servicio sin contratiempos a partir de la fecha programada. Este replanteamiento, esencial para mantener la excelencia demandada por la extensa red de usuarios, perfila el futuro de la M-30 bajo la égida municipal, maximizando sus beneficios para los madrileños y consolidando un modelo económico más ajustado.