Este fin de semana, en la capital española, se ejecutará el desmantelamiento de la pasarela peatonal de San Pol de Mar, una infraestructura clausurada desde 2022 debido a su deterioro y las preocupaciones por la seguridad. La intervención comenzará a las 23:00 horas del sábado y se espera que concluya antes de las 17:00 horas del domingo, según el plan anunciado por Madrid Calle 30.
El proceso de demolición implicará cortes y desvíos de tráfico significativos en la M-30, concretamente en el punto kilométrico 19,5. Se prevé el cierre de la salida de Casa de Campo desde la glorieta de las Moreras, así como las calzadas interior y exterior en la salida a San Pol de Mar.
Para mitigar los impactos en el tráfico, la municipalidad ha dispuesto rutas alternativas. En la calzada interior, el tránsito será redirigido a través del túnel hacia la cuesta de San Vicente, permitiendo el acceso al paseo de la Florida y la avenida de Valladolid hasta el puente de los Franceses. Los vehículos procedentes de la A-5 podrán tomar rutas a través del barrio de San Pol de Mar y seguir el mismo trayecto. Por otro lado, el tráfico que circula por la calzada exterior se desviará por el puente de los Franceses, dirigiéndose hacia la avenida de Valladolid y el paseo de la Florida, hasta la incorporación nuevamente a la M-30 por el puente de Segovia y la Ermita del Santo.
La estrategia de traslado incluye un cuidadoso proceso en el que, una vez retirada la pasarela de su ubicación original, se depositará inicialmente en la calzada exterior. Luego, se procederá a segmentar la estructura para transportarla en camiones, lo que permitirá reanudar la circulación en las respectivas vías afectadas.
El tránsito peatonal, por ahora, se mantiene a través de un paso inferior adyacente, que el Ayuntamiento planea mejorar con un proyecto actualmente en fase de redacción. Esta intervención refleja un compromiso con la seguridad vial y peatonal, al tiempo que se optimiza la infraestructura urbana.
El coste de esta operación de desmantelamiento asciende a 107.000 euros, una inversión en la renovación y seguridad de los espacios públicos de Madrid. Con estas medidas, se busca minimizar las afectaciones a los ciudadanos y mantener la fluidez del tráfico en una de las arterias más importantes de la ciudad.