La emblemática Cruz del Siglo, un monumento de gran valor histórico y cultural, ha iniciado su proceso de restauración tras sufrir una caída el pasado 10 de enero. Desde entonces, ha sido trasladada al Servicio Municipal de Arqueología, donde se han impulsado diligentemente las actuaciones necesarias para su recuperación. Este proyecto de restauración recibió luz verde por parte de la Junta de Gobierno Local el 21 de marzo, seguido de la aprobación por la Comisión Local de Patrimonio el 1 de abril, marcando un hito en la conservación del patrimonio local.
Vicente Pérez, el concejal de Patrimonio Histórico, ha detallado el alcance de los trabajos de restauración, los cuales contemplan una inversión cercana a los 11.000 euros. Estos esfuerzos, que se estima que se extenderán a lo largo de dos meses desde su inicio previsto para las próximas semanas, subrayan el compromiso de las autoridades locales por preservar esta pieza significativa del legado histórico de la región.
La Cruz del Siglo, cuya inauguración tuvo lugar el 1 de enero de 1901, fue erigida para celebrar la llegada del siglo XX. Originalmente elaborada en piedra arenisca de Monóvar, su estructura se asentaba sobre un pedestal tronco-piramidal en el Campo del Ángel. A lo largo de los años, esta edificación ha atestiguado numerosos cambios. Durante la Guerra Civil, fue derribada, situación que llevó a su primera restauración en 1951. En aquella intervención, no solo cambió su ubicación por unos metros hasta una parcela municipal, sino que también se alteró su base por un pedestal cúbico de ladrillo con sillares de piedra.
En 1975, las condiciones adversas de conservación y la proximidad creciente de viviendas justificaron su desmontaje provisional. Fue en 1986 cuando la cruz encontró su ubicación actual, gracias a un proyecto firmado por José María Málaga, resaltando nuevamente su carácter icónico y su importancia en la narrativa histórica de la comunidad.
La Cruz del Siglo no solo representa un símbolo arquitectónico de relevancia, sino que constituye un testimonio tangible de la evolución histórica del área, siendo un recordatorio constante de los desafíos y transformaciones que ha vivido la sociedad a lo largo de más de un siglo. Con la inminente restauración, este monumento aspira a seguir siendo un legado vivo para las futuras generaciones, evidenciando el valor intrínseco de proteger y honrar nuestro patrimonio histórico común.
