En España, la cría de especies ganaderas en centros especializados se ha convertido en un punto de interés turístico notable. Actualmente, operan 16 centros de cría en vastas zonas abiertas, donde la naturaleza y el manejo responsable promueven un ambiente adecuado para su desarrollo. Sin embargo, el potencial riesgo asociado a su cuidado se ha hecho evidente en casos como el de Alberto Herranz, quien optó por vender sus animales tras un incidente grave en el que uno de los ejemplares casi causó la muerte de su cuidador. Este tipo de episodios subraya la importancia de implementar estrictas medidas de seguridad para garantizar la protección tanto de los animales como de las personas involucradas en su manejo diario.
La presencia de estas ganaderías no solo representa una oportunidad para el desarrollo del sector agrícola, sino que también ha catalizado un auge en el turismo rural. Los turistas muestran un creciente interés por aprender y experimentar de cerca la vida en estas fincas, impulsados por el deseo de conectar con la naturaleza y presenciar el trabajo dedicado que implica la cría de estos animales. Este fenómeno turístico no solo ayuda a diversificar la economía local, sino que también promueve una mayor conciencia sobre la convivencia armónica entre el hombre y el entorno rural. Mientras tanto, el desafío consiste en equilibrar el crecimiento turístico con la necesidad de mantener prácticas de cría sostenibles y seguras.
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