El mundo del running ha evolucionado notablemente desde sus inicios como una actividad sencilla y solitaria hasta convertirse en un fenómeno global. Este auge está impulsado por una industria millonaria que combina tecnología, moda y eventos masivos. Maratones icónicas como las de Londres y Nueva York cuentan con listas de espera comparables a las de conciertos de celebridades, y el gasto en equipamiento especializado y entrenamientos es considerable. Este deporte ha dejado de ser meramente una actividad individual para transformarse en una experiencia social, donde el intercambio de vivencias entre corredores tiene lugar tanto en entrenamientos conjuntos como en las redes sociales, fortaleciendo la comunidad global de corredores.
Además, el crecimiento del running está respaldado por grandes inversiones y la diversificación de empresas que buscan capitalizar este mercado en expansión. Aunque el acceso a los eventos más prestigiosos puede depender del poder adquisitivo, lo que ha generado críticas por la desigualdad de oportunidades, el running sigue atrayendo a cientos de miles de personas. La combinación de la búsqueda de bienestar personal y el auge de las redes sociales como herramienta de promoción ha permitido que tanto atletas profesionales como aficionados encuentren en el running una vía para mejorar su calidad de vida y su presencia en el ámbito público, un fenómeno que no da señales de desaceleración.
Leer noticia completa en El Pais.