La expansión de centros de datos en España por parte de gigantes tecnológicos como Amazon, Google y Meta ha convertido al país en un polo internacional para el almacenamiento de información digital. Con más de 100 puntos operativos y 20 más proyectados, se espera una inversión de 58.000 millones de euros en los próximos años. Este crecimiento promete miles de empleos en diversas áreas, aunque esta promesa es cuestionada. La patronal Spain DC reporta que el sector de centros de datos representó el 2,33% del empleo total en 2022, dato no respaldado por cifras oficiales del Ministerio de Trabajo ni del INE, y que es visto con escepticismo por sindicatos y ecologistas, quienes consideran estos números inflados.
Críticos del sector argumentan que muchas de las promesas sobre empleo no se traducen en realidad, destacando que la mayoría de trabajos son remotos y no localizados en los centros de datos. La inversión, aunque beneficiosa en apariencia, suscita preocupaciones sobre el impacto ambiental y social, con centros ubicados en áreas despobladas bajo promesas de desarrollo económico. Según DigitalES, la construcción de estos centros ofrece empleo durante la fase inicial, pero el número de trabajadores no coincide con las cifras que sugieren un impacto laboral masivo. Con un enfoque en beneficios fiscales y atracción de inversiones, los beneficios reales para las comunidades locales siguen siendo debatidos.
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