El incremento sostenido en los precios del crudo podría tener consecuencias significativas para la economía global, especialmente si el barril no regresa al entorno de los 65 dólares. Este escenario impactaría directamente en el Producto Interno Bruto (PIB) de varias naciones, restándole algunas décimas al crecimiento proyectado. La presión sobre el sistema económico se vería exacerbada, dificultando la recuperación post-pandemia y ejerciendo un impacto negativo sobre sectores clave como el transporte y la industria.
Además, la estabilización de los precios de consumo se vería retrasada, prolongando las subidas de precios que afectan a los consumidores. La inflación sostenida complicaría la planificación económica tanto a nivel personal como corporativo, generando un ciclo de preocupación entre consumidores y empresas que podrían ver sus costes de producción aumentar. Los analistas sugieren que una caída en el precio del crudo sería necesaria para aliviar estas tensiones y asegurar una recuperación económica más equilibrada.
Leer noticia completa en El Mundo.