En un emocionante partido lleno de giros inesperados y marcado por la pasión, el Mallorca de Arrasate visitó la isla de Gran Canaria para enfrentarse a Las Palmas en un encuentro en el que el fútbol se mostró esquivo durante la primera mitad. A pesar de la presencia de jugadores creativos como Morlanes y Sergi Darder, el equipo mallorquín mantuvo un estilo de juego conservador, apostando por servicios largos dirigidos a Muriqi, quien se encontró aislado en el ataque. El joven Mateu Jaume, debutante, fue una de las pocas sorpresas agradables del partido, aprovechando la ausencia de Moleiro, decisión táctica del entrenador de Las Palmas, Diego Martínez. Un destello de Jaume desencadenó el primer gol del Mallorca, en una jugada en la que superó a Alex Muñoz, aunque el arco contrario parecía haberse cerrado ante intentos como el de Fabio Silva que mandó el balón al poste.
La segunda mitad del encuentro desató una serie de eventos que mantuvieron a los aficionados al borde de sus asientos. Con el marcador a favor del Mallorca tras el gol de Robert Navarro, la presencia de Muriqi se tornó contradictoria: falló el gol que podría haber sellado el 0-3 y, en una desafortunada secuencia, concedió un penalti al interceptar el balón con la mano en su área, devolviendo la igualdad al marcador. La situación escaló cuando Muriqi recibió una expulsión por gesticular de manera ofensiva, dejando a su equipo con un jugador menos. La tensión se mantuvo durante los 10 minutos de prolongación mientras ambos equipos luchaban por mantener o cambiar el resultado, con el Mallorca lidiando además con una lista de jugadores aquejados por heridas y molestias. A pesar de los vaivenes del partido, el viaje y los tres goles conseguidos, al menos, ofrecieron un retorno relativamente fructífero a los visitantes.
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