El nuevo acuerdo político entre el gobierno y las fuerzas catalanas rememora el pacto de 2003 que permitió la investidura de Pasqual Maragall, centrado en la redacción de un nuevo Estatut. En esta ocasión, el compromiso gira en torno a obtener una «financiación singular» para Cataluña, buscando así satisfacer demandas de mayor autonomía fiscal y económica.
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