Las altas temperaturas estivales incrementan el riesgo de circular en vehículo. Según la DGT, en un coche expuesto al sol durante dos horas y media, la temperatura interior puede aumentar hasta un 88% respecto al exterior, alcanzando componentes metálicos y de plástico temperaturas de hasta 70 grados. Un estudio del Club de Automovilistas de Suiza advierte que, a partir de los 40 grados, permanecer dentro del vehículo es peligroso. La solución más efectiva para reducir el calor es el uso de parasoles, los cuales pueden evitar que la temperatura interna supere los 40 grados. En cuanto a la visibilidad, el Reglamento General de Circulación prohíbe tintar o colocar adhesivos en las lunas delanteras y parabrisas, permitiéndolo únicamente en las lunas traseras si el vehículo está equipado con dos espejos retrovisores exteriores. Incumplir estas normas puede resultar en sanciones económicas y la inmovilización del vehículo.
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