En una celebración vibrante y llena de color, miles de personas se congregaron en las calles para presenciar un desfile marcado por el ritmo incansable de los tambores y el esplendor de los trajes tradicionales. El evento, que es una manifestación cultural profundamente arraigada, destacó por la diversidad de comparsas y el entusiasmo de los participantes, que bailaron al son de la música y mostraron su orgullo y herencia cultural. Familias enteras, desde los más pequeños hasta los mayores, se unieron para disfrutar de la festividad que transformó el paisaje urbano en un espectáculo de alegría y camaradería.
Los asistentes, provenientes de diferentes regiones, llegaron al lugar anticipando un día de júbilo y comunidad. Los vibrantes colores de los trajes tradicionales, adornados con plumas y lentejuelas, relucían bajo el sol, mientras los espectadores dejaban de lado sus preocupaciones cotidianas para unirse a la celebración. El evento no solo reafirmó el valor de las tradiciones culturales, sino que también sirvió como un recordatorio de la importancia de preservar la identidad y el patrimonio cultural. Las calles, testimonio de la unión y el orgullo colectivo, vibraron con energía positiva, fortaleciendo los lazos entre las comunidades y dejando una huella imborrable en todos los que participaron.
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