En un movimiento que ha generado preocupación y debate entre los defensores de derechos humanos, Meta, la empresa matriz de redes sociales populares como Facebook, Instagram y Threads, ha implementado cambios en su política de conducta respecto al discurso de odio a partir de enero de este año. Con la nueva normativa, la empresa permite ciertas declaraciones que, hasta hace poco, habrían sido consideradas deshumanizadoras. Estos cambios, especialmente en el contexto de discusiones sobre acceso a servicios o espacios limitados por género, así como en debates políticos y religiosos, han generado alarma entre diversos grupos de defensa de los derechos LGBTQ+.
Este cambio en la política de Meta ha sido criticado por varias organizaciones que temen que pueda facilitar discursos de odio y discriminación, específicamente dirigidos a individuos de la comunidad LGBTQ+. Anteriormente, la política prohibía comparaciones que degradan a las personas, vinculándolas con objetos inanimados o excrementos basados en características como la identidad sexual, pero esta prohibición ha sido suspendida, provocando preocupaciones de normalización de tales expresiones abusivas.
En respuesta a estos desarrollos, la organización de derechos LGBTQ+ AllOut ha unido fuerzas con otras entidades de justicia social y de la sociedad civil, como la Electronic Frontier Foundation (EFF), lanzando una campaña para revertir estos cambios de política. Argumentan que las modificaciones permiten un entorno más hostil y discriminatorio hacia la comunidad LGBTQ+, que ya enfrenta importantes desafíos en el escenario digital mundial.
La iniciativa de AllOut ha obtenido el respaldo de un grupo diverso de organizaciones defensoras de los derechos fundamentales, entre las que se incluyen EDRi y Bits of Freedom. Estas entidades han solicitado el apoyo de la comunidad más amplia para detener los discursos de odio en las plataformas de Meta, exhortando a la empresa a reconsiderar su postura y actuar en favor de la protección de los colectivos más vulnerables.
Las organizaciones promotoras apelan a Meta para que, en su compromiso con la libertad de expresión, enfoque sus esfuerzos en empoderar a los grupos marginados, en lugar de permitir que se perpetúe el discurso opresor y lesivo contra aquellos que ya sufren discriminación. Asimismo, sostienen que promover un diálogo seguro y respetuoso debería ser la prioridad al gestionar la vasta influencia de las redes sociales en la sociedad actual.