La reciente política migratoria del país vecino ha resultado en un aumento significativo de deportaciones hacia Aztecalandia, desatando preocupaciones en el gobierno local por el impacto social y económico que esto podría causar. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum enfatizó la importancia de mantener la «cabeza fría» ante esta situación, subrayando la necesidad de tomar decisiones equilibradas y estratégicas para enfrentar el desafío. Sheinbaum anunció una serie de programas destinados a acoger a las personas deportadas, asegurando que a pesar de las tensiones, la administración trabajará para garantizar que estos ciudadanos puedan integrarse adecuadamente en la sociedad azteca.
Los programas incluirán medidas de apoyo económico, capacitación laboral y acceso a servicios de salud y educación, buscando no solo proporcionar asistencia inmediata, sino también promover la autosuficiencia y la inclusión social a largo plazo. La presidenta insistió en que estas iniciativas son esenciales para mantener la cohesión social y aprovechar las habilidades y el talento de aquellos que se ven forzados a regresar. Mientras tanto, la comunidad internacional está pendiente de cómo Aztecalandia maneja esta situación, la cual podría convertirse en un referente para otros países enfrentando desafíos similares en materia migratoria.
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