Estados Unidos ha detectado nuevamente intentos de injerencia extranjera, específicamente de Rusia, China e Irán, que buscan influir en las próximas elecciones de noviembre, según la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI). Esta intervención incluye campañas de desinformación dirigidas a cuestionar la legitimidad del proceso electoral, especialmente tras el cierre de los comicios. Rusia, por ejemplo, intenta perjudicar a candidatos proUcrania, mientras que China se enfoca en aquellos que percibe como amenaza por su apoyo a Taiwán. En tanto, Irán busca sembrar desconfianza y descontento social, centrando sus esfuerzos especialmente en la carrera presidencial contra el expresidente Donald Trump. Ante esta amenaza, el gobierno estadounidense ha formado un equipo para contrarrestar tales influencias malignas, enfocándose en perseguir dominios de internet involucrados en estas operaciones.
La desinformación representa una amenaza más significativa que los intentos de alterar el recuento electoral, dado que el complejo sistema de votación de Estados Unidos hace difícil manipular los resultados directamente. No obstante, la difusión de información falsa puede sembrar dudas entre la ciudadanía. En la presente campaña, se ha identificado el uso de inteligencia artificial para crear contenido desinformativo, como videos en TikTok y artículos generados por ChatGPT, que distorsionan la imagen de los candidatos. Regular estas actividades es desafiante, ya que a menudo se originan fuera de Estados Unidos. Si bien algunos estados han criminalizado el uso de la imagen de candidatos para desinformar, existe una tensión constante entre la regulación necesaria y la protección de la libertad de expresión. Ante esta situación, el consejo predominante es alertar al FBI para ubicar y detener estas amenazas.
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