En un reciente discurso transmitido por los medios estatales, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, lanzó una serie de ataques verbales contra el senador estadounidense Marco Rubio, a quien calificó de «imbécil». La declaración de Maduro se produjo en respuesta a unas supuestas amenazas dirigidas a Venezuela desde el Senado de Estados Unidos, atribuidas a Rubio, quien ha sido un crítico persistente del gobierno venezolano. Esta nueva diatriba de Maduro se enmarca en la tensa relación entre ambos países, marcada por las sanciones estadounidenses y la persistente presión sobre el régimen venezolano para que atienda las denuncias internacionales de violaciones de derechos humanos y corrupción.
Las declaraciones de Maduro subrayan la hostilidad que ha caracterizado la relación entre los líderes venezolanos y ciertos sectores del gobierno estadounidense. Rubio, conocido por su postura dura hacia el régimen de Maduro, ha sido atacado en numerosas ocasiones por el mandatario venezolano, quien le atribuye intentos de desestabilizar su administración. En esta ocasión, Maduro utilizó un lenguaje particularmente incendiario para referirse al senador, haciendo evidente su frustración ante lo que considera una injerencia inaceptable en los asuntos internos de Venezuela. Entretanto, la comunidad internacional sigue observando de cerca los desarrollos políticos en Venezuela, preocupada por la crisis humanitaria y el futuro del país sudamericano.
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