En un cambio estratégico significativo en el suministro energético de España, Estados Unidos ha emergido como el principal proveedor de gas para el país ibérico. Este giro se produce en un contexto donde la dependencia de España del gas ruso ha disminuido drásticamente, en parte debido a las tensiones geopolíticas y las sanciones económicas que han afectado a Rusia. Las importaciones de gas natural licuado (GNL) estadounidense han aumentado notablemente, aprovechando la capacidad del país norteamericano para exportar este recurso a precios competitivos y en cantidades significativas, lo que ha permitido a España diversificar su matriz de importaciones energéticas y reducir su exposición a posibles interrupciones del suministro derivadas de conflictos internacionales.
Este reposicionamiento en el mercado energético español refleja la creciente influencia de Estados Unidos en el sector global de energía, consolidándose no solo como un líder en producción de hidrocarburos, sino también como un actor clave en la exportación de GNL. Al mismo tiempo, la disminución del gas ruso en el mix energético de España responde a una política deliberada de las autoridades españolas para incrementar la resiliencia y seguridad energética del país en el largo plazo. Este cambio se enmarca en un panorama europeo más amplio donde varios países han reducido su dependencia energética de Rusia, buscando asegurar fuentes más estables y diversificadas ante la volatilidad geopolítica y los compromisos con la transición hacia energías más limpias.
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