Este jueves, millones de estadounidenses se preparan para celebrar el Día de Acción de Gracias con el tradicional banquete de pavo relleno, acompañado de salsa de arándanos, batatas y patatas asadas. Sin embargo, la popularidad de esta ave ha disminuido considerablemente, ya que una encuesta reciente revela que el 35% de los estadounidenses afirma no gustarle el pavo, convirtiéndolo en la opción menos favorita de la mesa festiva. Este cambio se atribuye en parte a la inflación, que en los últimos años ha incrementado el costo del pavo, llevando a muchos consumidores a optar por alternativas más económicas. A pesar de un descenso del 6% en el precio del pavo por segundo año consecutivo, el consumo sigue disminuyendo, con una predicción de 46 millones de pavos consumidos este año, cifra sustancialmente menor en comparación con años anteriores.
Las complicaciones para los productores de pavo también provienen de una reducción del 6% en la cría de estos animales debido a la gripe aviar, lo que ha llevado a productores de Minnesota, Carolina del Norte y Arkansas, principales estados criadores, a enfrentarse con un mercado a la baja. Mientras tanto, los consumidores estadounidenses están optando por incluir en el menú festivo opciones como lasaña, cerdo y ternera, aprovechando que la canasta de compras es un 8,7% más barata este año. A pesar de esta tendencia hacia alimentos más asequibles, la inflación global hace que el costo de organizar una cena para invitados este año sea un 20% más elevado, con un gasto promedio estimado en 430 dólares, lo que ha llevado a algunas familias a considerar que esta tradición podría poner en aprietos sus finanzas.
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