En el marco de una gira por Europa, los altos funcionarios de la administración de Donald Trump están perfilando la posición de Estados Unidos respecto al continente y al conflicto en Ucrania. En Varsovia, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha señalado que las tropas estadounidenses no garantizan su permanencia indefinida en Europa, un comentario que resalta la posibilidad de reconsiderar la estructura de seguridad europea en las negociaciones patrocinadas por Trump con Rusia. Estas declaraciones generan incertidumbre entre los aliados europeos que dependen de la presencia militar estadounidense como garantía de seguridad frente a la amenaza rusa. En Múnich, el vicepresidente JD Vance ha enfatizado que Europa debería concentrarse más en las amenazas internas, como las restricciones políticas a partidos de ultraderecha, que en amenazas externas.
La política exterior de Trump busca redefinir la seguridad en Europa y cuestiona el enfoque actual de los aliados europeos hacia la democracia y la defensa. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha respondido anunciando medidas para incrementar el gasto en defensa. Sin embargo, JD Vance censura el conocido «cordón sanitario» que excluye a Alternativa para Alemania de las alianzas políticas, afirmando que no hay seguridad al excluir a quienes piensan diferente. Estas intervenciones han provocado reacciones en Europa, donde el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha expresado su desacuerdo comparando las posturas de Vance con las condiciones en Estados autoritarios. Este debate se intensifica en un contexto electoral, en medio del aumento de la extrema derecha en Alemania y bajo la sombra de recientes incidentes de violencia vinculados a la migración.
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