En un giro significativo, Hizbulá ha modificado su postura al manifestar explícitamente su apoyo a Teherán, declarando que «no es neutral». Este anuncio resalta las tensiones en la región, particularmente tras recientes confrontaciones. La declaración sugiere un alineamiento más estrecho con Irán, lo que podría tener implicaciones en la dinámica geopolítica del Medio Oriente. Este cambio de retórica podría intensificar las rivalidades en la región y complicar los esfuerzos internacionales por mantener la estabilidad.
Paralelamente, grupos iraquíes allegados a los ayatolás han advertido que las bases estadounidenses en Irak se convertirán en un «blanco fácil», comparándolas con «una cacería de patos». Esta declaración representa una escalada en el lenguaje beligerante y augura posibles confrontaciones directas. Estas afirmaciones subrayan el peligro latente de enfrentamientos armados y reflejan un clima de creciente tensión, que podría desencadenarse en acciones militares que afectarían no solo a la región sino también a los intereses internacionales en la zona.
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