Estados Unidos se prepara para implementar nuevas medidas restrictivas contra fabricantes chinos de telecomunicaciones considerados una amenaza para su seguridad nacional. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) votará este mes una propuesta que endurecerá aún más las restricciones actuales, cerrando lagunas legales que han permitido la presencia de empresas como Huawei, ZTE, Hikvision y China Telecom en el país.
La votación, prevista para el 28 de octubre, forma parte de una estrategia más amplia de Washington para reducir la dependencia de tecnología de origen chino. La propuesta cuenta con dos cambios significativos: impedir nuevas autorizaciones para dispositivos con componentes de empresas incluidas en la llamada “Covered List” de la FCC y permitir la revocación de autorizaciones para productos ya aprobados si se considera que representan un riesgo para la seguridad. Esto aceleraría la expulsión de estos proveedores de infraestructuras críticas estadounidenses.
Brendan Carr, comisionado de la FCC, destacó la necesidad de mejorar los procesos para mantener equipos comprometidos fuera de las redes locales. Esta medida coincide con movimientos anteriores de la FCC que han restringido la presencia de empresas chinas en el sector de las telecomunicaciones en Estados Unidos, incluyendo prohibiciones y retiradas de certificación a varias compañías.
La embajada de China en Washington no ha emitido comentarios sobre la votación, aunque Pekín ha criticado previamente la utilización política de la seguridad nacional por parte de EE. UU. para limitar la competencia tecnológica.
La propuesta se desarrolla en el contexto de la llamada “Covered List”, que incluye entidades y equipos identificados como un riesgo inaceptable para la seguridad nacional. Al incorporar un fabricante a esta lista, la FCC restringe severamente su capacidad de operar en el mercado estadounidense.
Las fuentes del sector anticipan que, si la propuesta prospera, aumentará la presión sobre socios europeos para que adopten medidas similares. Aunque la Unión Europea ya ha dado pasos para reducir su exposición a proveedores de alto riesgo en redes 5G, la implementación ha sido diversa entre los Estados miembros.
Para los operadores y administraciones estadounidenses, la nueva normativa requeriría revisar inventarios y auditar equipos para identificar componentes afectados, además de desarrollar planes para sustituir rápidamente cualquier tecnología considerada arriesgada.
En cuanto a las empresas señaladas, enfrentan la doble amenaza de perder mercado y dañar su reputación en otros países que podrían seguir el ejemplo de EE. UU. Además, la cadena global de suministros podría verse afectada por un desacople tecnológico mayor, impactando en costos y plazos.
La votación del 28 de octubre será crucial para evaluar el alcance real del plan. Si se aprueba, la FCC deberá establecer procedimientos claros para revocar certificaciones y gestionar transiciones sin comprometer la continuidad del servicio en redes críticas. Mientras tanto, el debate se centrará tanto en la seguridad nacional como en las implicaciones económicas de estas medidas.
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