La reciente adjudicación del Ministerio del Interior español de un contrato valorado en más de 12,3 millones de euros a Huawei para gestionar interceptaciones judiciales ha desatado una oleada de reacciones en Estados Unidos. La Comisión Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes ha lanzado una fuerte advertencia, indicando que España podría estar poniendo en riesgo la seguridad de la OTAN al incluir a una empresa china en infraestructuras críticas. Esta decisión podría provocar que información clasificada de EE.UU. y la OTAN caiga en manos del Partido Comunista Chino (PCCh).
El contrato, que incluye la provisión de servidores OceanStor 6800 V5 de Huawei, ha encendido las alarmas en el Congreso estadounidense. Rick Crawford, presidente de la Comisión de Inteligencia, criticó duramente la decisión española, recalcando que Huawei, al estar sujeta a las leyes de inteligencia chinas, podría convertirse en un canal de espionaje a escala internacional.
La noticia ha motivado que el Senado y la Cámara de Representantes de EE.UU. requieran a Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia, revisar los acuerdos de intercambio de información con España. La potencial filtración de datos a actores hostiles como el PCCh es el principal motivo detrás de esta revisión.
La polémica no solo impacta las relaciones diplomáticas, sino que también pone en el mira a figuras del PSOE conectadas con Huawei, como José Blanco y José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque se señala su relación con la empresa china, no hay evidencias penales que los impliquen directamente.
Huawei, en la lista negra de proveedores vetados por EE.UU., es visto como un instrumento de Pekín para expandir su modelo de vigilancia a nivel global. Washington reitera que la comunidad internacional debe permanecer unida para limitar esta influencia.
Mientras el Gobierno español guarda silencio oficial, fuentes diplomáticas reconocen la tensión palpable con EE.UU. y sugieren que podrían ser necesarias modificaciones en el contrato para calmar las preocupaciones.
Este incidente pone en cuestión la neutralidad de Europa en la creciente competencia entre EE.UU. y China, resaltando la importancia de las lealtades en la gestión de información crítica. En un movimiento que podría ser visto como cruzar una línea roja, España se encuentra en una encrucijada diplomática frente a uno de sus aliados más importantes.
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