Las delegaciones de Estados Unidos e Irán se reunieron este sábado en Mascate, la capital de Omán, para llevar a cabo negociaciones iniciales sobre el futuro del programa nuclear iraní, un tema que ha avivado tensiones internacionales desde que la administración Trump abandonara en 2018 el acuerdo nuclear firmado en 2015. Durante el encuentro, que duró dos horas y media, ambas partes coincidieron en calificar las conversaciones de «constructivas y prometedoras», comprometiéndose a seguir con el diálogo la próxima semana. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, destacó la importancia de establecer una base sólida para la negociación, mientras que la Casa Blanca enfatizó que el encuentro fue un paso en busca de «un resultado mutuamente beneficioso».
El contexto internacional añade complejidad a las negociaciones, ya que el presidente Trump ha manifestado su determinación de evitar que Irán adquiera armas nucleares, sugiriendo incluso la posibilidad de usar la fuerza militar. Sin embargo, las declaraciones del ministro Araghchi apuntan a una disposición diplomática por parte de Teherán, subrayando la necesidad de un enfoque negociador igualitario. Israel, un jugador clave en la región, sigue siendo un factor crítico en esta ecuación, preocupado por las potenciales ambiciones militares nucleares de Irán. En el ámbito interno, Irán enfrenta desafíos económicos y sociales, exacerbados por el reciente conflicto militar en la región, mientras que las alianzas internacionales de Teherán parecen debilitadas con la alineación cada vez más cercana de Trump con Rusia y su falta de apoyo explícito a Irán en caso de conflicto militar.
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