Este fin de semana, se llevaron a cabo conversaciones cruciales entre China y Estados Unidos en Ginebra para abordar los aranceles punitivos que ambas naciones han impuesto desde el inicio de la guerra comercial bajo la administración de Trump. Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., calificó las discusiones como «productivas» y mencionó avances sustanciales, prometiendo más detalles sobre un posible acuerdo. Jamieson Greer, representante de Comercio Internacional, sugirió que se ha logrado un pacto que podría aliviar la emergencia nacional que justificó los aranceles originales. Las negociaciones, marcadas por un alto grado de secretismo, tuvieron lugar en la residencia del embajador estadounidense en Suiza.
Mientras tanto, desde China, no se emitieron declaraciones adicionales más allá de la confirmación de las conversaciones. Los actuales aranceles, que se han elevado hasta el 145% por parte de EE.UU. y un 125% por China, han causado perturbaciones en las cadenas de suministro globales y una caída significativa del 21% en las exportaciones chinas a EE.UU. en abril. Estas medidas punitivas han obligado a las empresas a buscar nuevos mercados y proveedores fuera de sus zonas habituales. El editorial de Xinhua enfatiza la necesidad de paciencia y perseverancia estratégicas, sugiriendo que una verdadera resolución requiere de un retroceso inicial de Washington en sus políticas arancelarias. Las conversaciones ofrecen un rayo de esperanza, pero la resolución completa de estas tensiones aún parece lejana.
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