La Administración de Donald Trump está evaluando la posibilidad de permitir a socios estratégicos de la petrolera estatal venezolana PDVSA, como Chevron, operar en Venezuela bajo ciertas restricciones. Según fuentes cercanas a la discusión, la medida marcaría un cambio significativo en la política de presión de Washington hacia Caracas, que se ha intensificado desde el inicio de la administración republicana este año. A pesar de la exploración de estas opciones, el Departamento de Estado ha afirmado que no permitirán que el gobierno de Nicolás Maduro se beneficie de la venta de crudo. La potencial autorización permitiría a empresas como Chevron pagar a contratistas y realizar las importaciones necesarias para mantener las operaciones en los yacimientos petrolíferos.
La discusión sobre estos permisos sigue a un intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Venezuela, que ha suscitado controversia, especialmente debido a la inclusión de un ciudadano estadounidense condenado por asesinato. En febrero, Trump había cancelado varias licencias operativas en Venezuela, incluidas las de Chevron, y estableció un plazo hasta mayo para cerrar las operaciones. Sin embargo, hay divisiones internas en la administración sobre cómo manejar la situación, con algunos abogando por presión extrema y otros favoreciendo un enfoque más transaccional. Mientras tanto, el anuncio ha tenido un impacto en el mercado petrolero, moderando las ganancias del crudo ante la expectativa de un posible aumento de la oferta.
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