Un restaurante británico, dirigido por el conocido presentador Jeremy Clarkson, ha decidido restringir la entrada a lo que él llama «clientes caprichosos», ante lo que considera una epidemia de fraude relacionada con intolerancias alimentarias. Clarkson, propietario del pub Farmer’s Dog en Asthall, Oxfordshire, ha experimentado un aumento en las reclamaciones de clientes que dicen haber sido «envenenados» después de comer o beber en su establecimiento. Aunque su negocio marcha bien, ha recibido demandas de compensación que superan las 50.000 libras esterlinas, dificultando la gestión de su local y afectando su experiencia diaria.
Aparte de estas problemáticas, Clarkson también ha denunciado el comportamiento imprudente de algunos clientes, quienes, según él, han causado daños en su establecimiento, vomitando o incluso orinando en el suelo del baño. A esto se suma un serio incidente de ciberseguridad, en el que una banda de hackers logró acceder a su cuenta bancaria y sustraer 27.000 libras sterling. Con todo, Clarkson reflexiona sobre la posibilidad de limitar el acceso a personas con intolerancias alimentarias, a pesar de que eso pudiera perjudicar su negocio, señalando que el reto de atender a este tipo de clientes está afectando su modelo operativo.
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