Arabia Saudí ha lanzado una serie de ambiciosas iniciativas para combatir la extrema sequía que afecta al país. Una de las técnicas más destacadas es la ‘siembra de nubes’, que consiste en aumentar la capacidad de una nube para producir lluvia mediante la introducción de partículas minúsculas, como el yoduro de plata, en nubes con temperaturas bajo cero. Esta tecnología busca provocar la condensación del vapor, facilitando así la conversión en lluvia. En colaboración con drones y aviones, el gobierno saudí ha implementado la siembra de nubes en regiones específicas como Hail, Qassim y áreas circundantes a la capital, Riad. Estos esfuerzos reflejan el interés del reino en mejorar la seguridad hídrica en una región caracterizada por su clima extremo y limitado acceso al agua.
El director del Programa Regional de Siembra de Nubes, Ayman Al-Bar, ha afirmado que esta técnica puede incrementar las precipitaciones en un 20%. Al-Bar subraya que el objetivo es mejorar tanto la cantidad como la calidad de las precipitaciones, asegurando así un suministro de agua más fiable en el país. A pesar de algunas controversias internacionales sobre su efectividad, como los rumores de que causó inundaciones en Dubái, los expertos indican que tales fenómenos son más atribuibles al cambio climático. La iniciativa saudí, que ya se encuentra en su quinta fase, marca un avance significativo en su esfuerzo por enfrentar los desafíos de la escasez de agua, demostrando el compromiso del país por impulsar soluciones innovadoras que contrarresten las condiciones extremas del desierto.
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