En un duelo lleno de drama y confusión en los Juegos Olímpicos de París, el partido entre Argentina y Marruecos, que parecía haber concluido con un empate 2-2 tras un agónico gol albiceleste en el minuto 106, se tornó en una escena caótica. Momentos después del tanto de Cristian Medina, celebrado efusivamente por el equipo argentino, aficionados marroquíes invadieron el campo y lanzaron un petardo cerca del banquillo rival, obligando al árbitro sueco Glenn Nyberg a suspender temporalmente el encuentro. Con el estadio ya vacío y tras dos horas de revisión en el VAR, el gol fue anulado por fuera de juego y se reanudaron los últimos tres minutos del tiempo añadido, culminando así una noche insólita en el estadio Geoffroy-Guichard.
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