La doxiciclina ha surgido como una opción profiláctica para prevenir infecciones de transmisión sexual como la clamidia y la sífilis cuando se toma después de las relaciones sexuales. Investigaciones recientes sugieren que el antibiótico podría reducir significativamente el riesgo de contraer estas enfermedades. Sin embargo, aunque el potencial de esta medida es prometedor, expertos del campo médico advierten sobre la necesidad de utilizarla con cautela. Resaltan que el uso indiscriminado podría provocar resistencias bacterianas, lo que complicaría el tratamiento de infecciones en el futuro.
En este contexto, los especialistas abogan por una prescripción altamente selectiva de la doxiciclina. Argumentan que el medicamento debería ser considerado únicamente para individuos con alto riesgo de exposición y en situaciones cuidadosamente evaluadas por profesionales de salud. Este enfoque pretende balancear la eficacia preventiva del antibiótico con la responsabilidad de evitar el abuso de su uso, asegurando que siga siendo una herramienta eficaz contra infecciones bacterianas.
Leer noticia completa en El Mundo.