En la isla, se han producido dos atentados que impactan al patrimonio histórico y a la naturaleza: la terraza del museo Es Baluard podría ser privatizada para uso de un restaurante, alterando el espacio histórico; y la zona rocosa cerca de Cala Bendinat ha sido cubierta con cemento para uso privado. Además, la extradición de delincuentes argelinos se ve bloqueada por tensiones políticas, trasladando el problema de Son Gotleu al área turística de Arenal. Por último, los jesuitas de Montesión, tras cinco siglos en Palma, se trasladarán, dejando en incertidumbre el futuro del histórico recinto.
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