A principios de mayo, tras dos intensos días de negociaciones en Suiza, Washington y Pekín alcanzaron un acuerdo significativo para suspender la mayoría de los aranceles impuestos mutualmente desde el 2 de abril. La tregua comercial, que tendrá una duración de 90 días, busca aliviar las tensiones económicas entre las dos potencias globales y abrir el camino para un diálogo más constructivo en el futuro. Este pacto temporal refleja un esfuerzo conjunto por estabilizar las relaciones comerciales, reduciendo así el impacto negativo en las economías de ambos países y en los mercados internacionales.
Las negociaciones, descritas como exhaustivas y detalladas, se centraron en abordar las preocupaciones clave de ambos lados, incluyendo cuestiones de propiedad intelectual y subsidios industriales. La suspensión de aranceles se considera un avance positivo, aunque ambos gobiernos reconocen que se necesitará un trabajo continuo para resolver las diferencias pendientes. La comunidad internacional observa con interés este desarrollo, ya que el éxito o fracaso de estas negociaciones podría tener ramificaciones significativas para el equilibrio económico global.
Leer noticia completa en El Mundo.