El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, está organizando una serie de eventos fastuosos para su segunda toma de posesión, con el objetivo de marcar su regreso a la Casa Blanca. Estas celebraciones incluirán fiestas privadas y cenas exclusivas con miembros de su gabinete y donantes importantes, además de eventos abiertos al público como un mitin en el que está previsto que Trump defina el tono de su mandato. El Trump Vance Inaugural Committee asegura que estas actividades reflejarán «el regreso histórico» de Trump y el respaldo de los estadounidenses a su agenda de «América Primero». Se ha recaudado más de 170 millones de dólares para organizar estos actos que buscan superar la asistencia y la impresión mediática de su ceremonia inaugural en 2017, que fue criticada por contar con un público considerablemente menor que el de Barack Obama en 2009.
A pesar del entusiasmo del equipo de Trump por orquestar una serie de eventos deslumbrantes, la oposición también prepara una gran manifestación en su contra. Bautizada como «La Marcha de la Gente», esta protesta es convocada por varios grupos activistas, incluidas organizaciones a favor del aborto y la igualdad, como Planned Parenthood y Women’s March, y busca expresar su descontento con el nuevo presidente. En paralelo, Trump ha planificado un mitin en el Capital One Arena de Washington, al que asistirán figuras del gobierno, incluida su familia, y que contará con la actuación del grupo Village People. El fin de semana previo a la investidura se contempla un calendario cargado, que culminará con la ceremonia oficial el lunes y un recorrido tradicional por la avenida Pensilvania que finalizará con varios bailes de gala, una agenda cuidadosamente diseñada para subrayar el poder y la capacidad de convocatoria de Trump, aunque el clima frío podría influir en la asistencia.
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