Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, anunció a través de la red social Truth Social el nombramiento de Kash Patel como el próximo director de la Oficina Federal de Investigación (FBI). Patel, conocido por su lealtad al movimiento «America First» y sus críticas hacia el actual funcionamiento de las agencias de seguridad, es visto como un aliado clave para Trump en su objetivo de reestructurar las fuerzas de seguridad del país. El anuncio ha generado un fuerte impacto en el ámbito político de Washington, al evidenciar las intenciones de Trump de desafiar al «establishment» al colocar en puestos clave a individuos que comparten su visión de desconfianza hacia las instituciones. El Senado, controlado por los republicanos, aún debe confirmar el nombramiento, y Trump ha sugerido la posibilidad de utilizar los recesos legislativos para asegurar su aprobación.
La polémica elección de Patel llega en un contexto marcado por la desconfianza de Trump hacia el FBI y otras agencias de inteligencia, exacerbada por las múltiples investigaciones en su contra durante su presidencia anterior. Patel ha sido un crítico ferviente de la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016, denominada por Trump y sus aliados como el «engaño de Rusia». La confirmación de Patel como director del FBI está en duda, aunque la mayoría republicana en el Senado podría facilitar su aprobación. Este movimiento refuerza la estrategia de Trump de rodearse de leales en su retorno a la Casa Blanca, especialmente tras los conflictos que él y sus aliados han tenido con el actual director del FBI, Christopher Wray, quien fue blanco de sus críticas luego de la intervención en Mar-a-Lago y otras investigaciones. Estas acciones subrayan el enfoque del mandatario electo para transformar las estructuras gubernamentales y afrontar lo que considera un «Estado profundo».
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