En una ceremonia oficial llevada a cabo en la capital estadounidense, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, ha administrado el juramento de cargo a quien ya liderara la primera potencia mundial entre 2017 y 2021, marcando así el inicio de un nuevo mandato presidencial. Este regreso a la Casa Blanca subraya una etapa de continuidad y consolidación de políticas previas, mientras el país se prepara para afrontar retos tanto internos como externos en una coyuntura mundial marcada por tensiones económicas y geopolíticas.
El evento ha congregado a diversas personalidades del mundo político y social, quienes han asistido a un acto de significado histórico y trascendencia política. La escena es un reflejo de la naturaleza cíclica de la política estadounidense, donde el retorno al poder de figuras ya conocidas puede implicar tanto estabilidad como división entre diferentes sectores de la sociedad. Observadores y analistas esperan con atención las primeras decisiones del nuevo gobierno, que serán cruciales para establecer el tono de esta administración y su impacto en la arena internacional en los próximos años.
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